Que tiempos aquellos...
Me gusta el verano. Me encanta. Amo el verano. Amo eso de poder estar afuera de casa de la misma forma que adentro, sin la necesidad de tener que calzarme pullover, campera, bufanda, guantes, gorro, etc. uno de ellos o todos juntos y a la vez. Me gusta ir al kiosko caminando en chancletas o alpargatas a las once de la noche a comprarme una cervezita bien fria y mirar hacia arriba y ver solo una nube chiquita que nos garantiza que la próxima será jornada de pileta. Tengo más recuerdos asociados al verano que al invierno. Recuerdos de niñes, a esos me refiero. Quizas sea por eso de que en invierno saliamos menos a la calle por el frio. Un bodrio. Recuerdo muchos veranos diferentes, distintos uno de otro, aunque basicamente eran lo mismo: tratar de pasarla lo mejor posible en el lugar que a uno le toque. Y si era en casa a aguantarse piola que pase una hora desde que terminamos de comer para poder meterse a la pile. Se me vienen otros en Concordia en la casa de unas tías, se comía al medi