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Ella hace valer cada minuto de viaje.  Me besa la frente y me saca ese dolor de cabeza que me acompaña desde que abrí los ojos.  Me cuenta sus desventuras diarias y me permite hacer chistes sobre eso y nos reímos juntos... Nos reímos de cómo somos. De lo que odiamos... hacemos una lista de nuestros odios... y festejamos coincidir en odios...  Ella llegó y me cambió la cabeza pero sin modificar nada de lo que ya había ahí... Me hizo volver a creer... me hizo archivar (ojalá que para siempre) esa intención de dejar todo atrás y desaparecer.  Me mira y me encanta. Me gusta que lo haga y me gusta lo que genera en mi cuando lo hace.  La miro, la veo y no quiero ni parpadear...  Sueño sin dormir y ella está ahí.
Cuando pensé que ya no iba a volver a mirar a alguien así. Cuando creía que ya no iba a sentir ésto que ella me hace sentir. Cuando me había cansado de escuchar historias de personas con el sólo fin de conocerlas y buscar algo interesante en ellas. Cuando todo era pena, soledad y desamor llegó ella y me contó de su vida y le presté atención. Se rió con los memes que le mandaba y le mandé más, claro. Nos conocimos. Reímos. Hablamos de todo. La acompañé cuando creí que lo necesitaba. Y por ahí, en algún momento empecé a quererla. Su sonrisa es todo lo que necesité para que me guste. Me habla de una forma que no recuerdo haber sentido. Me habla y me mira. Y me encanta.

Pedro

La última vez que escribí acá era Gustavo. Tiempo después empecé a presentarme con el nombre de mi viejo que no sólo yo comparto con él, también mi hijo y mi sobrino más chico. Pasaron muchas cosas desde que Gustavo se hizo Pedro... muchos momentos. Kilometros. Personas que llegaron. Personas que se fueron. Dolores. Penas. LLantos. Alegrías. Felicidad. Besos. Sábanas y más. Gustavo y Pedro comparten su historia. Su vida. De chico no me gustaba mi primer nombre. Quizás porque era el de mi viejo... Mi viejo... el que según mi vieja no cumplía con su cuota alimentaria, no era buen padre, se la pasaba de joda... Es increíble como las situaciones tienden a repetirse, no? Hoy, cinco años después, vuelvo a escribir acá siendo otro.  Mejor que aquel? No lo sé. Si sé que me siento diferente.   
Hoy no me desperté bien. Me costó salir de la cama. Más de una hora. Cancelé un par de planes que no había confirmado y me bañé. Me olbigué a levantarme. Después me fui. Sin rumbo. Real. Me subí al tren y pensé en lugares donde brille el sol y haya algo que ver sentado desde algún lugar. Terminé en plaza de mayo. Visité al General y miré las palomas sentado al sol. Después subte. Un pancho en Once, porque no había almorzado. Y el tren al pago. Cada tanto me dejé ganar por el bajón y se me estrujó un poco el pecho un par de veces. Tanto a la mañana como a la tarde las palabras y chistes de Daniela en el teléfono me ayudaron a reir un poco.
Hoy fue un día del padre distinto al de los últimos 16 años. Malena está en Mendoza jugando un torneo de Handball. Con Joaco nos fuimos a lo de mi hermana menor en Floresta. Comimos, nos divertimos y lo pasamos muy bien. Como siempre. Ayer fui al cine con Joaco y después a tomar algo y mirar el partido. Ya pasaron más de dos meses que me fui y no quiero volver. Hay momentos que son duros, claro. Pero no quiero volver.

Ponele como quieras

En septiembre/octubre empecé a sentirme mal en el trabajo. No quería ir más. Estaba podrido de tratar con gente que te reclama y te hace escándalo por unos pares de pesos. Llegaba a la puerta y me quedaba hasta último momento en el auto, boludeando con el telefono. Presenté un CV en autopistas del oeste, para ver si podía ingresar a cubrir vacaciones de verano de diciembre a marzo. Mi condición de Bombero Voluntario con cierta antigüedad y el conocer a varios Bomberos qhe trabajan ahí me sumaba muchas chances. Me llamaron. Pasé los exámenes y quedé para cubrir vacaciones en turno noche, de 22 a 06. Fue duro. Porque al no estar efectivo no podía dejar el viejo y odiado trabajo. De noche en autopistas y de día en la oficina y cuando podía iba al Cuartel. Arranqué el 27 de diciembre. La noche del 31 me encontró trabajando y con Ale y los chicos en la costa con una familia amiga en un departamento que habíamos alquilado antes de saber que entraba en autopistas. Conocí mucha gente y l
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