Entradas

Mostrando entradas de 2022
Ella hace valer cada minuto de viaje.  Me besa la frente y me saca ese dolor de cabeza que me acompaña desde que abrí los ojos.  Me cuenta sus desventuras diarias y me permite hacer chistes sobre eso y nos reímos juntos... Nos reímos de cómo somos. De lo que odiamos... hacemos una lista de nuestros odios... y festejamos coincidir en odios...  Ella llegó y me cambió la cabeza pero sin modificar nada de lo que ya había ahí... Me hizo volver a creer... me hizo archivar (ojalá que para siempre) esa intención de dejar todo atrás y desaparecer.  Me mira y me encanta. Me gusta que lo haga y me gusta lo que genera en mi cuando lo hace.  La miro, la veo y no quiero ni parpadear...  Sueño sin dormir y ella está ahí.
Cuando pensé que ya no iba a volver a mirar a alguien así. Cuando creía que ya no iba a sentir ésto que ella me hace sentir. Cuando me había cansado de escuchar historias de personas con el sólo fin de conocerlas y buscar algo interesante en ellas. Cuando todo era pena, soledad y desamor llegó ella y me contó de su vida y le presté atención. Se rió con los memes que le mandaba y le mandé más, claro. Nos conocimos. Reímos. Hablamos de todo. La acompañé cuando creí que lo necesitaba. Y por ahí, en algún momento empecé a quererla. Su sonrisa es todo lo que necesité para que me guste. Me habla de una forma que no recuerdo haber sentido. Me habla y me mira. Y me encanta.

Pedro

La última vez que escribí acá era Gustavo. Tiempo después empecé a presentarme con el nombre de mi viejo que no sólo yo comparto con él, también mi hijo y mi sobrino más chico. Pasaron muchas cosas desde que Gustavo se hizo Pedro... muchos momentos. Kilometros. Personas que llegaron. Personas que se fueron. Dolores. Penas. LLantos. Alegrías. Felicidad. Besos. Sábanas y más. Gustavo y Pedro comparten su historia. Su vida. De chico no me gustaba mi primer nombre. Quizás porque era el de mi viejo... Mi viejo... el que según mi vieja no cumplía con su cuota alimentaria, no era buen padre, se la pasaba de joda... Es increíble como las situaciones tienden a repetirse, no? Hoy, cinco años después, vuelvo a escribir acá siendo otro.  Mejor que aquel? No lo sé. Si sé que me siento diferente.