Ella hace valer cada minuto de viaje.
Me besa la frente y me saca ese dolor de cabeza que me acompaña desde que abrí los ojos.
Me cuenta sus desventuras diarias y me permite hacer chistes sobre eso y nos reímos juntos... Nos reímos de cómo somos. De lo que odiamos... hacemos una lista de nuestros odios... y festejamos coincidir en odios...
Ella llegó y me cambió la cabeza pero sin modificar nada de lo que ya había ahí... Me hizo volver a creer... me hizo archivar (ojalá que para siempre) esa intención de dejar todo atrás y desaparecer.
Me mira y me encanta. Me gusta que lo haga y me gusta lo que genera en mi cuando lo hace.
La miro, la veo y no quiero ni parpadear...
Sueño sin dormir y ella está ahí.
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